martes, 21 de abril de 2009

UN RECORRIDO MÀGICO

PILAR MOLINA
Estudiante líder de UNIGUAJIRA extensión Maicao cursa VII semestre de ETNOEDUCACIÓN
con énfasis en lengua castellana, autora del informe titulado UN RECORRIDO MÁGICO.

UN RECORRIDO MÀGICO

UN RECORRIDO MÀGICO
A continuación los invito a recorrer unas de las costas más hermosas de Colombia y que por fortuna hace parte de mi bella región Caribe.
Siendo las 2:30 de la madrugada un 13 de septiembre del año 2008 sonó mi despertador, alertándome de u día maravilloso que sin duda sería inolvidable, pues haría parte de una expedición dentro de la inmensidad del PARQUE TAYRONA. Sin saber realmente lo que nos esperaba disfrutamos de un buen desayuno en un pueblo llamado CALABAZO, donde comenzaríamos eta aventura. Seguidamente fuimos despojados de nuestros equipajes tras la advertencia de los guías sobre el largo camino que habría que recorrer; de esta manera siendo las 9:07 de la mañana partimos a conocer lo nunca antes conocido en compañía de tres guías, quienes se encargarían de indicarnos el camino a seguir.
Poco a poco fuimos sumergiéndonos entre árboles y montañas con gran emoción y vitalidad, la misma que al cabo de una hora de recorrido ò incluso menos, fue notándose muchos mas frágil debido al camino lleno de rocas, acantilados y trechos peligrosos, por lo que se hacía necesario tener los nervios bien puestos porque cualquier paso en falso podría significar la vida.
Entre risas, admiración, quejidos, e incluso lágrimas, continuamos el recorrido por este hermoso paisaje natural hasta llegar a PUEBLITO, sitio donde habita un número de indígenas COGUIS. En este sitio habitaron muchas familias pertenecientes a esta cultura, lo cual se aprecia a través de unos círculos hechos de piedra que ellos mismos dejaron como señal de que en cada uno de ellos solía vivir una familia. Su vestuario, comportamiento, algunas de sus artesanías, sus casas y un “no cámara” manifestado por un integrante de dicha cultura cuando una compañera trataba de tomar algunas fotos, quedaron impregnados en mi mente para toda la vida.
Continuamos el recorrido pretendiendo llegar a las costas de este parque natural, pero para ello debimos caminar durante varias horas más. El camino se mostraba un poco mas desafiante, pues grandes rocas blancas se imponían en el camino convirtiéndose en mágicos senderos que nos indicaban a su vez las huellas de los antiguos habitantes de estos parajes que hoy conforman uno de los parques nacionales mas importantes de nuestro país “EL PARQUE TAYRONA”, donde nos encontramos con playas, bosques, cerros, bahías, matorrales, peces, aves, reptiles y algunas ruinas arqueológicas que relatan la historia de los TAYRONAS.
En el afán por llegar a disfrutar de sus aguas casi cristalinas encontramos lo inimaginable, algo que a nadie le pudo pasar por su mente “un vendedor de paletas”, pareciera mentiras pero no, ahí estaba él con su cava sentado al frente de una cueva conformada por inmensas rocas que daban paso a la entrada de tan anhelada playa. Lo más increíble fue escuchar de aquel vendedor que nos “fiaba”. Para muchos fue una bendición ya que habíamos dejado nuestros equipajes del otro lado de la montaña. Fue así como retomamos fuerza y continuamos nuestra caminata con la emoción de ver una zona repleta de palmeras de coco indicándonos la llegada a la playa.
Allí nos esperaba un almuerzo poco deseado, pues en medio de tanta naturaleza marina ¿a quién se le ocurre comer “pollo”?. Pero bueno, lo mejor vino a la hora de tan esperado baño en tan deliciosas aguas saladas, ah… pero eso si en compañía de turistas de todas partes del mundo, esos aventureros tan osados que vienen de tan lejos a conocer nuestras riquezas naturales, y entonces justo en esta oportunidad es cuando uno se pregunta: ¿por qué no tomarse una que otra fotito con unos Israelíes?, por ejemplo. Había comprendido que de eso se trataba esta expedición, disfrutar al máximo de todo lo no antes conocido, y ellos hacían parte de lo desconocido.
Finalmente, partimos de nuevo a la civilización, y aunque el regreso no fue por el mismo pasaje, debimos caminar alrededor de dos horas antes de llegar hasta el bus que nos trasportaba, sin embrago, la belleza que observaron mis ojos era inigualable, tanta naturaleza nunca antes vista, hermosos paisajes, playas que parecían piscinas, pequeñas islas en medio de la inmensidad del agua y un cielo tan azul como las mismas, me permitieron sentir tanta paz y a la vez comprobar la inmensidad de nuestro padre creador del mundo “DIOS”, ese mismo que me dio la oportunidad de hacer “ UN RECORIDO MÀGICO”.